Hoy hace una semana ya.
Una semana, digamos, de las mas duras de mi vida.
En éstos días mi resistencia, física, emocional y espiritual, han estado a prueba.
Siempre he aceptado las cosas, la forma en cómo lo hago no siempre es la mejor, pero termino resignándome a vivir lo que me toque. Sin reproches, y con mucha conciencia, o al menos éso trato de hacer.
Hoy las cosas no están nada bien, mi otra parte, aquella que vi hasta el final de mis dias, pues entró en algo así como un lapsus de salud, solo que está vez creo, lo ha tomado tan en serio que me preocupa quedar solo el resto del camino.
Y es que la salud de mi esposa, después del cáncer que vivió, pues no fué la más envidiable que dijeramos. A raíz de éso, y a pesar de sus muchas ganas de vivir, las consecuencias del tratamiento la dejaron muy mermada.
Hoy pues, hace ya una semana que sigue luchando, y yo con ella... y muchos más con nosotros!.
Ayer le comentaba, que nunca fué de mi total agrado el cuidar de un enfermo en los hospitales, más sin embargo, hoy podría estar con ella todo el día y toda la noche sin ningún problema.
Desde el martes de la semana pasada que ingresó he estado con ella todas las noches, y todo el día de algunos dias. Me han dicho que debo ser fuerte, pero no he logrado serlo cuando nos miramos y reimos de nuevo.
Cuando recordamos muchas cosas, mi voz se quiebra, y mi alma también.
Hoy hace una semana, planeamos juntos que el domingo pasado pondríamos el árbol de navidad, que lo haríamos los niños, ella y yo.
Platicamos de la cena, la gente con la que nos gustaría compartir. A la gente que nos gustaría ver en los dias de descanso. Las cosas pendientes que tendríamos que arreglar.
Y hoy, no hay árbol, ni planes de cena, y la gente que vería... tendrá que esperar un tiempo más.
De haber sabido que solo eran horas de ligera tranquilidad.
A veces las maneras de actuar de Dios son muy extrañas, he querido entender, solo éso. Entender qué plan o propósito hay en todo ésto.
Me han dicho que ésto hace más fuerte, pero no entiendo cómo, y me han dicho que ofrezca mi sufrimiento. Y ésto no sé cómo hacerlo.
Lo único que he aprendido en éstos dias, es que lo amargo del orgullo queda desvanecido por lo dulce de la dignidad.
Como ya lo dije, muchos están ahora con nosotros.
Me han ayudado a aguantar todo ésta pesadumbre, amigos cercanos y los no tanto. Amigos, que no imaginaba que lo fuéramos.
Ahora ésta lucha es tripartita, mi esposa, mis hijos que hechan de menos a sus padres, y yo... que en ocasiones ya no sé si aguantaré.
Adiós.
2 comentarios:
Eric,
Les mando mucho amor y paz y los espero lo mejor para ti y para tu esposa. Sé que es difícil ver o entender el "por qué?" pero hay otra manera de ver todo esto, hay otra manera de ver todo esto.
Dios está en su lado.
Lorena
Gracias Lorena.
Como siempre tus palabras dan ánimo a mi vida.
Te mando un abrazo.
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