Día 20 del sexto mes de
2014.
“A Eloyna Rivera, mi
amiga, que justamente hoy me recordó que los amigos están para decir las cosas
que eviten nuestra caída.
Para la bendición de
Dios llamada amigos y familia.”
“Corazón mío, no sufras
tanto, a veces no es necesario”
Eric Flores.
Querida Aurora.
Antes de comenzar, quiero
decirte, que lamento profundamente la situación que hoy estás viviendo. Sin
embargo, quiero que sepas también, que el alivio que reclama nuestro corazón…termina
por llegar. Al tiempo querida.
¿Sabes? Desearía decir o hacer
cualquier cosa, cualquiera que ésta sea, para quitar de tu corazón todo ése
dolor que hoy tienes, y por supuesto también sientes.
Como ya tu sabes, sufrí hace poco
algo parecido a lo que hoy estás viviendo.
¡Qué terrible experiencia!
Saberte traicionado se vuelve algo
difícil de superar…más no imposible.
¡Cuántas cosas uno puede llegar a
pensar!
¡De dónde salen tantas preguntas!...
tristemente, todas ellas sin respuesta.
Terminas por sentirte mal, muy
muy mal. Tu corazón sangra de dolor, de coraje, de impotencia, de la más profunda
decepción.
No hay tal cantidad de lágrimas
que alivien.
Y de pronto, el hermoso
equilibrio que gozabas, termina por sacudirte.
Tus sentidos se alteran.
Dejas de dormir, y las noches se
vuelven tan largas, y también tan cortas.
Tu cama, se vuelve el lugar más
incómodo.
Tampoco te alimentas, ése apetito
que te caracterizaba, solo desaparece.
El sudor en tus manos, ésa
ansiedad que no te deja, que te abraza. Termina por ser tu fiel compañera, tu
acompañante.
¿Qué hacer?
¿Comportarte como ellos? ¿Imitar
su comportamiento? La vulgaridad es una opción.
¿Ignorar? Cuando eres el primero
que piensa en ellos.
¿Estudiar? Sabiendo que jamás te
gustó asistir a clases…mucho menos hacer la tarea.
¿Aprender a tocar un instrumento?
Cuando lo único que sabes que tocas con cierto ritmo es la puerta para que te
dejen entrar.
¿Hacer ejercicio? Todo ése que no
has hecho en años, quisieras hacerlo en una noche.
¿Gastar el dinero sin pensar? Aun
cuando encabezas la lista del buró y el de la tienda ya dejó de creer en ti.
¿Beber? ¿Fumar? Sigo bebiendo
como vikingo y fumando como en velorio y no he solucionado nada.
Piensas hacer cualquier cosa, con
tal de ya no sentir más ése sufrimiento. ¿Te digo algo querida? Nada de eso funciona…
Y cuando pasa toda ésa emoción
por rescatarte, terminas exactamente en el mismo lugar donde iniciaste. Entonces,
te das cuenta que la cosa no funciona así.
Abrazas tu soledad, eso ya es
bueno, y comienzas a respirar un poco mejor.
Poco a poco te va abandonando la
ansiedad. ¡Justo cuando comenzabas a disfrutarla!
Y entonces, sin quererlo, miras
tu realidad. No es justamente la que quieres, la que tenías, o la que pensabas
que sería. Es muy diferente, ésta realidad es tan solo eso… la cruda y más
sincera realidad puesta en tu vida.
Pero te diré algo, también te das
cuenta que puedes modificarla. Dejar de sufrir, de sentir ése profundo
resentimiento, de olvidar la tan mencionada decepción.
La pregunta es ¿cómo?
Vas con mamá, la misma mujer que
no le inspiras otra cosa más que un cúmulo de regaños, que ella pensaría que
son bendiciones. Y entonces, te regaña con mucha intensidad.
Pero te da un consejo, “lee la
biblia. Acércate a Dios”.
Ella no sabe por supuesto que has
sentido que es Dios quien te abandonó. Y por el momento estás retirado de su
presencia.
Entonces, nos volvemos víctimas
de nuestra necedad. Y nos convertimos en una especie de hormiga que piensa que
puede trasladar el Sahara de un lugar a otro ella sola…así como te digo.
Recuerdas que tienes amigos, algunos.
Ellos mismos te lo dijeron algún día “siempre cuenta conmigo”. Bueno, les tomas
la palabra…
Pero…a quién de todos.
Bien, en mi caso, cada uno me
quitó un poco de todo eso que sentía.
Y te ayudan a mirar las cosas de
otra manera, ahora, ves el vaso medio lleno.
“Fue mejor que pasó, imagina si
hubiera pasado teniendo mayor peso la relación”
“Eric, entiendo todo ése
sufrimiento, pero te diré algo: Por más dolor que sientas, no puedes dejarte
caer tan gacho”
“Con todo eso que sientes, a nadie dañas más que a ti”
“Has sufrido cosas más fuertes y
has salido adelante”
“Aguante cabrón, así es el amor.
Si no, no te enamores y ya!”
“No pienses en todo lo que diste,
todo se da por amor a la persona, y por amor a uno mismo”
“Escribe, lo haces muy bien”
“No pasa nada guajiro. Te contaré
mi historia…”
“Debes aceptar que el ser humano
es imperfecto por naturaleza”
“Eric, si te sustituyeron tan
pronto, es porque nunca le importaste.
Debes vivir un duelo, y darle su debida
importancia a eso que sientes. Con el tiempo, todo sanará, en lo más complejo
de la palabra.
Sanar sin cicatrices, poder
recordar tu experiencia sin dolor, y lo más importante, haber perdonado. Ánimo”
Tu dolor es bien aceptado,
compartido y comprendido, por cada uno a los que te acercas.
Hay quien te abraza, y no puedes
evitar llorar.
Y vas escuchando cada palabra de
cada una de las personas que te quieren.
Tu corazón va latiendo con un poco más de alegría.
Un día, es ésas noches de
insomnio, entré a la recamara de mis hijos. Los miré dormir tan plácidamente,
con ésa paz que Dios da, que quise estar así…
Así que, me acosté al lado de uno
de ellos, y de pronto, el sueño llegó de nuevo.
Habiendo conocido el remedio,
noche con noche, me dormía con ése hijo mío. Y fue cuando el otro, se acomodó
con nosotros. Hoy dormimos los tres plácidamente, compartimos una cama
individual.
Mi cama y mi recámara, solo
sirven para arreglarnos cada mañana.
La cama de Diego, del mismo
tamaño de la de Eric, está en espera del que es su dueño…
Descubrí, que había olvidado que
por todo ése dolor, tenía hijos. Y es que, uno termina por convertirse en una
especie de zombie.
El amor de mis hijos, limpió éste
corazón.
El amor de mi madre, esforzándose
por comprenderme.
El amor de mis amigos que han
cargado con cada una de mis amarguras.
El amor a mi trabajo, que estuve
a punto de aventar. Y que tanto me ayudó a mantenerme ocupado y concentrado en
alguna otra cosa que no fuera precisamente mi sufrimiento.
Y por supuesto, y lo más
importante… el amor de Dios por mi vida que ha venido ayudandome a lograr una
completa ACEPTACIÓN.
De ninguna manera te resignas,
pero aceptas lo que estás viviendo.
Y entonces, poco a poco vas
entendiendo muchas cosas. Una de ellas, que todo ése sufrimiento se llama
desamor y que como todo, tan solo es algo que a uno le tocó vivir.
Aceptas los errores cometidos.
Aceptas que la vida es justa.
Aceptas tu naturaleza
perfectamente imperfecta, y terminas por mirarte como el ser humano que eres…no
el que crees que eres, o el que quisieras ser.
Pones tu amor y tu desamor en la
misma balanza. Logras equilibrarte otra vez.
Y en cuanto a ellos… Dios dirá.
Porque para ti, Dios pone muchas
cosas para que seas feliz, tan solo es cosa de saber qué se quiere.
Sabrás que a pesar de que tu
mundo se detiene, se colapsa. La vida sigue fluyendo…
El sol sigue brillando.
La tierra sigue girando.
Las tabernas se siguen llenando.
La gasolina sigue subiendo.
El mundial se va dando.
Los días siguen pasando.
Las estrellas siguen saliendo.
Pareciera que tu sufrimiento no
tiene importancia. Dios te demuestra con todo esto que no debes permitirte
seguir sufriendo.
Y terminarás por entender que,
las personas que entran en tu vida seguramente la mejorarán. Pero aquellas que
salen, la mejorarán aún más.
Así pues querida Aurora, quisiera
hacer más para aliviar tu corazón. Pero, lamentablemente o afortunadamente, es
un camino que debes recorrer sola. Por tu bien, terminarás por ser una gran
mujer. Más de lo que ya eres.
Mientras, acá, donde siempre,
estaré esperándote para mirarte feliz. Para ayudarte, para cuidarte, y para
quererte como todos éstos años lo hemos hecho… como los grandes amigos incondicionales que somos.
Yo mientras, permanezco avanzando
en éste mi camino.
Mi corazón en el tuyo Aurora
querida.
Tu amigo de toda la vida.
Eric.
¿Una canción?
Sí claro, para no perder la costumbre y para levantar tu ánimo.
Disfrútala.