Xó.
Gracias a Dios, hoy puedo escribirte bien.
Con éste son ya tres cumpleaños, no cumplidos, acá conmigo.
Ha pasado el tiempo muy rápido, así lo he sentido. Y de alguna manera, desde que te fuiste, has permanecido en mi pensamiento.
El primer tiempo de éste tiempo, fué de un sufrimiento latente. Tienen razón cuando dicen que el tiempo cura las heridas, ya que en mí así fué.
Hoy las cosas, todas ellas, se me presentan de forma intensa la mayoría de las veces. Estoy aprendiendo a vivir otra vez, y entonces, de alguna manera enfrentar la adversidad.
No hace mucho pensé en tí, recordé ésa extraña comunicación que existe con los seres queridos, ésas cosas inexplicables que se presentan, cuando uno quiere de verdad. Y creéme, habría disfrutado mucho que platicaras conmigo de ésa manera que lo hiciste.
Cuando tu recuerdo me invade, te imagino sonriente como tú eras siempre, libre de todo el dolor que aquí sufriste, felíz de mirar el arcoiris de frente y rodeada de alcatraces... de muchos muchos alcatraces que crezcan cerca del correr de un bello y cristalino río.
Te imagino ligera y a la vez firme a una paz que solo cerca del Señor, me queda claro, se puede tener.
Hasta el día de hoy, he descubierto que las personas se van cuando uno las olvida. A decir verdad, me gustaría que los demás dejaran de sufrir por tu ausencia, pero entiendo también, que a cada uno le llegará el consuelo, como llegó a mí.
Entonces, me queda claro, que de alguna manera has estado sin estar... Y por éso allá, donde estés, quiero que te llegue mi más sincero deseo de felicidad, para ésa vida, que espero, todos lleguemos a tener!.
Felicidades!