jueves, julio 30, 2009

Mi amiga Luz.

La conozco hace poco menos de 15 años. Pero tiene más de 10 que desapareció de mi vida. Sabía que seguía en éste mundo, pero no caminabamos por el mismo rumbo.
Llegaba a saber de vez en vez, muy remotamente, de ella. Y por alguna razón nunca busqué acercarme. Bueno, en realidad creo que la razón era, en aquél entonces, su novio.
Y la costumbre de permanecer alejado se quedó.
Yo con mi vida, ella con la suya, y los dos con la nuestra ... aunque estancada en aquél momento.
De nuestra amistad y de su persona, en mi recuerdo destaco, la humildad, la sinceridad y su permanente sonrisa. Su mirada profunda, y su cabello negro. Ah! hay algo en ella que nunca entendí, sus gustos musicales, y que aún taladran mi más íntimo recuerdo. Creo que hasta hoy, difícilmente podré comprender semejante gusto por aquellos, que hoy creo, ya no son.
En todo nuestro proceso de amistad, solo hubo un momento que sentí latir su corazón de manera tan distinta, a como me tenía acostumbrado. Jamás nadie me había abrazado, y jamás nadie, en ésos momentos, me había hecho sentir tan necesario. Ése día, fué el día que su hermano, mi también gran amigo, se fué. Entonces, todo cambió.
Dejamos de ser lo que alguna vez fuimos, ésos amigos que se buscaban, que se llamaban, que se reían juntos, que se miraban a los ojos, que se platicaban. Dejamos la amistad para otro momento. Cada quien tomó su camino, uno diferente del otro.
Pero el destino es brumoso, juguetón, inconforme, vamos! cuando me sentí más solo, simplemente, ella apareció!.
Un día en mi celular apareció un mensaje, de alguien que procuraba identificarse de manera tal, como si presintiera que su recuerdo no permanecía en mí. Era ella, Luz, la que me dio un abrazo virtual, y la que se unio a la pena que me embarga todavía.
Y, si no mal recuerdo, supe nuevamente de ella por aquello del mes de marzo de éste año. Y, aunque platicamos por el messenger, no había la oportunidad de vernos nuevamente.
Resulta, pues creo, ya es muy importante. Al menos éso me parece, pues nunca dispone de tiempo para respirar.
Y, aunque sé perfectamente que el tiempo modifica las formas, ha habido algo en ella que aún permanece.
Ayer por fin, pudimos vernos otra vez, después de tantos años.
Seguro es que le dejé una impresión, pero ella a mí...no sé qué decir .
En su pequeña figura, habita una singular voz, que insiste en subir de nivel cada que quiere hacerse notar.
Su mirada sigue siendo la misma, aunque ahora noto cierta señal de cansancio.
Su cabello sigue siendo negro, aunque ella me ha dicho que no utiliza los avances de la ciencia para mantenerlo así. Le creo.
La veo grande, la veo muy fuerte, y la veo con mucho mucho cariño.
Y aunque insisto en escudriñar su mirada, hay algo que aún mantiene, aún permanece su inseparable sinceridad, y ésa humildad que aún recuerdo de ella.
En nuestra plática, tuvimos tiempo, de estar cerca uno del otro como para no perder detalle de nuestra personalidad después de tantos años, de escuchar, y también de opinar.
Tuvimos tiempo de entender que nuestras vidas, aunque distintas, son muy similares.
Platiqué, partiendo del concepto, que solo alguien que vive lo que tú, podrá entender lo que pasa en tí.
Halagado de la muestra de afecto de todos aquellos que han permanecido a mi lado, hubo algo que solamente concluí. Nunca algo malo, lleva a algo bueno.
Pero con ella, simplemente pude decir cosas que tanto me costaba sacar, y sobre todo reconocer.
Sus palabras no me sonaron a lo mismo, y también me dijo cosas que no sabía ya.
La plática de ayer con ella, simplemente fué muy alentadora. Mi espíritu regreso a mi cuerpo, y también las ganas de seguir de pie.
Después de tantos años, quisé mirarla con atención, mirar su rostro descubrir ésos lunares que se esconden o que se muestran como las estrellas en el firmamento. Que son notorios si se miran con atención.
Insisto en mirar sus ojos, cansados, pero con ése brillo caracteríztico.
Quiero mirarla reir, y disfruté más recordar como lo hacía con toda franqueza. A lo que ahora insiste en ocultar en cada momento que le comento algo con ésa sana intención de arrebatarle algo de aquellos recuerdos. Me despierta cierta emoción escuchar ésa sonrisa franca, aunque un tanto reprimida.
En ésta charla, me habló de ella, y de todo lo que ha pasado.
Al final, ella en su camino, y yo en el mío, terminamos igual.
Pero igual, hubo algo de cada uno para el otro, hubo ánimo, comprensión, cariño, felicidad de reencuentro, hubo atención. Hubo mutua paciencia, y también descanso para cada quien.
Ah! concluimos un mismo deseo. "Que Dios nos ayude a salir de nuestros problemas, y nuestras tristezas. Y que seamos capaces de respetar, cada quien, su respectiva vida."
Ella pués, es mi amiga Luz, la que después de tantos años no veía, y hoy lo volví a hacer. La que quiere que me trague el hecho de que ella es como es, y no como yo la recuerdo.
Sigo insistiendo, es la misma, un poco cambiada, pero es la misma. La que siempre me miró seriamente, cuando nunca tuve algo mejor que decir.
Así pués, gracias Luz, por venir a alumbrar un poco mi gris realidad.

Y gracias igual, a todos mis amigos, que como ella, han estado y siento que seguirán estando.
Voy de salida, voy de salida... se los garantizo!
¿una copita? jajaja no es cierto....pura broma (inche alcohol mala onda... tanto que me gustas y tan mal que me tratas. Te retiro mi amistad!! córtalas!!!).